«A caballo regalado, no le mires el diente»

Esta es una frase hecha o modismo, cuyo significado no se deduce por sí solo. Este refrán recomienda aceptar los regalos de buen grado y sin poner reparo alguno, pues se considera descortés el analizar exhaustivamente la calidad del obsequio, así como resaltar sus defectos o fallos. El origen viene dado porque en las ferias de ganado, el comprador comprueba la edad y la salud del caballo por el estado de su dentadura y en base a ello tiene su valor.